Las imágenes de la Laguna de Gómez de Junín, en la provincia de Buenos Aires, son desoladoras. Lo que alguna vez fue un cuerpo de agua vibrante, hogar de una gran variedad de vida silvestre, ahora es un páramo agrietado y polvoriento. La sequía histórica que azota a la Argentina golpeó con dureza a la laguna, que se redujo a una fracción de su tamaño original.
Las consecuencias de la sequía son evidentes en todo el paisaje. Las aves y los animales que dependían de la laguna para su supervivencia son obligados a buscar otros lugares.
La Laguna de Gómez no es la única víctima de la sequía. En todo el país, los ríos y lagos se están secando, y eso afecta a los cultivos y los animales. La sequía está teniendo un impacto devastador en la economía y en el ambiente de Argentina.
Las causas de la sequía en la Laguna de Gómez
La sequía está teniendo un impacto significativo en la comunidad de Junín. La laguna era un importante destino turístico, y su desaparición es un duro golpe para la economía local.
Se trata de un fenómeno complejo con múltiples causas. Entre las principales se encuentran:
- Escasez de lluvias: la región tuvo una disminución significativa en las precipitaciones en los últimos años.
- Fenómeno de La Niña: el ciclo climático de La Niña contribuyó a la sequía al generar condiciones más secas y cálidas.
- Cambio climático: el aumento de las temperaturas intensificó la evaporación del agua en la laguna.
- Sobreexplotación de los recursos hídricos: la extracción excesiva de agua del subsuelo para la agricultura y el consumo humano contribuyó al descenso del nivel de las napas, que a su vez alimentan la laguna.
- Deforestación: la tala de árboles redujo la capacidad del suelo para retener agua, lo que intensificó la escorrentía y la erosión.
- Contaminación: el vertido de aguas residuales y de agroquímicos contaminan las aguas de la laguna, lo que afecta a la calidad del agua y a la vida silvestre.