En un momento histórico para la Iglesia Católica, el Cardenal Robert Francis Prevost ha sido elegido como el 267º Sumo Pontífice, tomando el nombre de León XIV. El anuncio fue realizado desde el balcón central de la Basílica de San Pedro por el Cardenal Protodiácono Dominique Mamberti, quien pronunció las esperadas palabras: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!” (“¡Les anuncio una gran alegría: tenemos Papa!”).
Un sucesor con vínculos al legado de Francisco
La elección de León XIV llega en un momento de profundos desafíos para la Iglesia, marcado por la necesidad de continuar con las reformas impulsadas por el Papa Francisco, pero también de consolidar la unidad dentro del catolicismo global. El nuevo Pontífice, de origen estadounidense pero con una larga trayectoria pastoral en América Latina y la Curia Romana, ha sido cercano al estilo pastoral de Francisco, especialmente en su enfoque hacia los pobres y la sinodalidad.
Prevost, de 68 años, fue Prefecto del Dicasterio para los Obispos bajo el pontificado de Francisco, lo que le permitió un conocimiento profundo de las dinámicas eclesiales en todo el mundo. Su elección sugiere una continuidad en la línea reformista, aunque con posibles matices propios. El nombre elegido, León XIV, evoca a papas históricos como León XIII, conocido por su encíclica Rerum Novarum sobre la justicia social, lo que podría indicar un pontificado que busca equilibrar tradición y modernidad.
Reacciones y expectativas
Desde la Plaza San Pedro, miles de fieles celebraron la elección, mientras líderes religiosos y políticos enviaron mensajes de apoyo. El Papa Francisco, quien sigue vivo pero había expresado su deseo de que su sucesor continuara el camino de renovación, envió una bendición especial al nuevo Papa.
Analistas vaticanos destacan que León XIV enfrentará desafíos inmediatos, como la implementación de la sinodalidad, la gestión de las finanzas vaticanas y el diálogo con las corrientes más conservadoras de la Iglesia. Sin embargo, su experiencia en gobierno eclesial y su cercanía al magisterio de Francisco lo posicionan como una figura de transición y consolidación.
Con el humo blanco y el repique de las campanas, una nueva era comienza para el catolicismo. León XIV asume ahora la tarea de guiar a más de 1.300 millones de católicos en un mundo en constante cambio, heredando tanto los logros como los desafíos de su predecesor.