En la cosmogonía de los pueblos originarios, el río es un espíritu noble y abundante, dador de vida y puerta a infinitas posibilidades. Hay quienes le sienten un aroma especial y quienes recuerdan colores, sabores y hasta texturas al sumergirse en sus recurrentes aguas. Si se pintara tendría rostros y expresiones, cuerpo y movimiento. Si se contara su historia tendría tantas aristas como cuerpos lo hayan recorrido.
El San Francisco es el principal río que colecta casi toda la cuenca que cubre la provincia de Jujuy. Es un tributario del Bermejo (el cual cae en el Paraguay) y es un río que tiene el poder de desconcertar ya que sus características de llanura (más semejante a un río chaqueño o mesopotámico) cuestan asociarlas a las típicas corrientes de agua de montañas andinas.
Quizás por estas características o porque simplemente los humanos hemos hecho de lo extraordinario algo mundano es que la historia del San Francisco es la historia de un río “olvidado”.
Sin embargo, como en un mito o leyenda ancestral, hay quienes trascienden del encantamiento de la obviedad y del letargo de los algoritmos para recuperar la voz, el rostro, la identidad y el espíritu de los (injustamente) olvidados. Los directores de la obra Renán Aparicio y Lucio Malizia enfrentan ese reto, el de visibilizar lo que nunca debió invisibilizarse.
“El documental se llama San Francisco, el río olvidado porque tiene una connotación muy particular y es que habiendo sido el río más importante para la provincia hace un siglo y siendo hoy muy importante, está bastante ausente del imaginario social”, introduce el biólogo y coordinador Técnico de la Fundación ProYungas, Lucio Malizia.
A días de su lanzamiento público en el Festival Internacional de Cine de las Alturas, el próximo 19 de mayo, el responsable de ponerle voz, rostro y reivindicar la historia del San Francisco conversó con EcoNews sobre esta obra que convoca a todos los actores pero sobre todo que tiene como propósito crear una estrategia de cuidado del río a la que denominan “paisaje protegido fluvial” y que, en caso, de avanzar, sería inédito e histórico para la Argentina.

¿Cuáles son las características ecológicas únicas del río San Francisco que lo hacen merecedor de este documental y de ser declarado el primer paisaje protegido fluvial de Argentina?
Las características del río que lo hacen destacado no son sólo ambientales. Tiene además características productivas, arqueológicas, históricas y, también, vinculadas al desarrollo del ecoturismo.
La lógica del documental está basada en una interacción entre mi persona, que soy como el conductor del documental, y una serie de entrevistados que hablan desde cada una de las perspectivas destacadas anteriormente.
En ese recorrido, hay una entrevista con un biólogo que destaca las características biológicas del río desde su especialidad, es decir, desde el conocimiento de los invertebrados acuáticos, o sea, los bichitos del agua y su importancia en el ecosistema. La gente puede ir al río y es muy probable que le llame más la atención un dorado, un yacaré o una tortuga, pero él hace hincapié en toda esta fauna invisible del río que termina sosteniendo lo que nosotros, los biólogos, llamamos la cadena trófica.
Luego es entrevistada una arqueóloga porque a la orilla del San Francisco están los vestigios casi exclusivos de una cultura que vivió en Jujuy hace 2000 años, “la cultura San Francisco”. Esta arqueóloga trabaja hace décadas en reconstruir cómo era el pasado de la cultura San Francisco al borde del río, lo que le da un valor muy especial a toda esta historia. Personalmente me resulta divertido decir que conocemos más cómo se vivía en Jerusalén hace 2000 años que cómo se vivía en Jujuy hace 2000 años.
En el camino, nos encontramos con un ingeniero agrónomo que lleva 45 años trabajando con el sector azucarero, que es el principal usuario del agua del río. Él nos habla del desafío de usar el agua de manera sustentable y de los cambios que han habido en estas cinco décadas.
Este proyecto de ProYungas fue realizado en el marco del programa Impacto Verde, financiado por la Unión Europea. En el documental también está la voz de la coordinadora de este proyecto con la perspectiva más institucional, es decir, la de explicar por qué es necesario ponerlo en valor, por qué tiene sentido esta idea de hacer una una reserva fluvial que nosotros le llamamos paisaje protegido fluvial.
También damos lugar a un pescador con su visión más de trabajador rural que quizás sea quien tenga más contacto con el río; y a una guía de turismo de la zona que aporta lo que significa descubrir el río San Francisco y navegarlo. En conclusión, el guión va abordando con cada relato distintas visiones de lo que significa el río desde sus características únicas.
Cada entrevista dura un minuto, un minuto y medio. Es decir, el documental está super compactado para que pueda resultar más ameno y dinámico y, además, que sea programable en la sección de cortos de un festival de cine.

¿Cuáles son las principales amenazas que enfrenta el río y cómo impactan en las comunidades locales?
Hay dos escalas de impactos. Un impacto más grande tiene que ver con el uso del agua y con los efluentes que van al agua.
El uso del agua es sobre todo agrícola, pero también hay uso urbano. Lo agrícola es la principal amenaza en términos de volúmenes de consumo, pero también es lo que está más visibilizado y, por ende, más regulado y monitoreado.
En cuanto a los efluentes urbanos e industriales que van a parar al río si bien ha sido una de las problemáticas centrales, podemos decir que en las últimas décadas mejoró muchísimo. Ahora hay todo un sistema de monitoreo tanto público como privado en tiempo real que avanzó y mejoró mucho las condiciones porque el monitoreo puede detectar vertidos de sustancias por arriba de los niveles permitidos y disparar toda una cadena de alarmas que las empresas quieren evitar para no ser expuestas.
Ahora bien, a otra escala, hay un problema que diría que es el más notorio: la basura. El San Francisco está lleno de basura que tiene dos orígenes. El primero, del lado del usuario, más que nada pescadores, que van el fin de semana al campamento, dejan tres botellas, dos latas y cuatro gaseosas y los aparejos de pesca enredados y los anzuelos y una goma quemada de no sé qué. Esto puede parecer poco, pero cuando vos lo multiplicas por 100 años y muchos fines de semana y ciento de pescadores, hay basura por todos lados.
Y, el otro origen, del lado de los municipios que, tradicionalmente, han usado los ríos como basureros. Entonces, el basurero está en el borde del río hasta que éste crece y se lleva toda esa basura. No obstante, hay que ser justo y decir que el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático está trabajando mucho en la erradicación, pero muchas veces excede a la comuna porque depende de la gente común que llena su camioneta de escombros y basura y la tira en el río.
¿Qué implicaría que se declare al río San Francisco primer paisaje protegido fluvial de Argentina?
Desde el 2023, el río San Francisco tiene una declaración de interés, es decir, una expresión de deseo de que sea un paisaje protegido fluvial y que, por lo tanto, implique un esfuerzo público privado.
Lo público es el río, el cauce y la costa. Las fincas privadas son las que tienen costa sobre el río. La idea es que por ley provincial se declare al San Francisco como paisaje protegido fluvial y que, por lo menos algunos propietarios privados, se sumen con su costa a la figura que tiene la Ley de Áreas Protegidas de la provincia de Jujuy, que es de reserva privada.
Para ello y desde 2023 venimos teniendo reuniones con los municipios, con los propietarios privados y con comunidades que viven aledañas al río con la idea de esta declaración. Incluso ese mismo año, el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático genera una resolución que dice, “es de interés trabajar hacia esa figura.” Y esa figura es innovadora ya que se pone el foco en un río y no hay áreas protegidas cuyo foco sea ese.
De esta manera buscamos atraer miradas desde la investigación académica o para el monitoreo de vertidos o que apoyen iniciativas de ecoturismo.
Todas esas atenciones hacen que el río San Francisco pueda ponerse en valor y, por ende, que la gestión de ese espacio mejore.
En definitiva lo que busca el documental: llamar la atención y sumarse a un proceso que ya lleva cuatro años. Es un granito de arena en ese proceso donde lo visual genera interés y movimiento.
¿Por qué se decidió lanzarlo en el Festival Internacional de Cine de las Alturas? ¿Creés que es suficiente para visibilizar a este río “olvidado”?
El documental es un aporte que va generando movimiento. Su estreno es en el marco de este festival cuya lógica es poner de relieve el cine andino. Es un festival que ha tomado bastante protagonismo y que ocupa el tercer puesto en relevancia nacional. Está el de Mar de Plata, el Bafici y el Festival de Cine de las Alturas.
Este evento es ideal para visibilizar esta historia ya que el río San Francisco está en Jujuy. Con nuestra participación queremos llegar a los tomadores de decisión: legisladores, funcionarios, autoridades universitarias, generando conversación sobre el tema.
En definitiva y respondiendo a la pregunta, el documental no es suficiente pero suma.
Hay un desafío narrativo en el cine ambiental: el de hacer atractivas y empáticas las historias. ¿Cómo sorteas este reto?
Yo vengo de la academia, soy un biólogo clásico que hizo el camino clásico: doctorado, recibimiento de becas, búsqueda de financiamiento, redacción de artículos, publicaciones, etc.
Además soy profesor de la Universidad Nacional de Jujuy y enseño ecología. Me gusta mucho interactuar con los estudiantes pero somos pésimos contadores de historias.
Hubo un suceso personal que me interpeló y me llevó a la transformación. Cuando mis hijos eran chicos y les preguntaban en el colegio a qué se dedicaba su papá, no sabían qué responder. Si estaban bien orientados decían, “estudia árboles” pero, en general, respondían cualquier cosa.
Eso me movilizó mucho. ¿Si mis propios hijos no pueden entender qué hago, cómo será con el resto de la sociedad si no puede entender qué hace un biólogo y cuál es su sentido utilitario?
Esa reflexión me propuso una búsqueda interior que empezó hace 8 años y derivó en contar historias de distinto tipo.
En el proceso, he ido aprendiendo algunos métodos que están muy desarrollados en el cine sobre cómo tratar de contar algunas historias de manera más creativa y sobre todo apelando a lo emotivo.
Hoy, casi nadie quiere leer un paper del río San Francisco, pero sí quieren ir al cine (y ojalá lagrimear) y acordarse del río San Francisco.
¿Qué esperás que suceda después de presentar el documental?
En cuanto a lo cinematográfico, no es una película que tiene pretensiones de vuelos demasiado lejanos, pero sí que tenga un recorrido en otros festivales locales de temáticas vinculadas.
Luego, me encantaría pasar el documental en la Universidad, en la Legislatura, en colegios, en los municipios atravesados por el río, en salas locales y en espacios donde se pueda visibilizar esta historia.
Y, finalmente, quisiera que el Ministerio de Ambiente retome el deseo de convertir al río en un paisaje fluvial protegido, que se pueda discutir en la Legislatura, que algunos productores privados se animen a dar el paso. En definitiva, espero que en los próximos meses, se pueda avanzar también en la estructuración, que algún municipio tome la iniciativa y que el río sea un paisaje protegido fluvial.
*El documental fue realizado en el marco del proyecto Impacto Verde, financiado por la Unión Europea, y con el apoyo del Instituto de Artes Audiovisuales de Jujuy y la Universidad Nacional de Jujuy, y la producción de Auca Cine. El estreno se anunciará próximamente.