Casi 70 líderes indígenas de Ecuador, Brasil, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, Guatemala, México e Indonesia arribaron a Belém do Pará a bordo de la Flotilla Amazónica Yaku Mama, una coalición que reúne a más de 60 organizaciones indígenas y aliadas. El grupo culminó una travesía fluvial de más de 3.000 kilómetros, iniciada en Puerto Francisco de Orellana (Ecuador), con el objetivo de llevar un mensaje a los líderes mundiales que participarán en la COP30: la justicia climática requiere detener la expansión petrolera y garantizar financiamiento directo a los pueblos indígenas que protegen la selva.
Contexto regional
El arribo de la Flotilla ocurre en un momento clave, cuando la Amazonía se consolida como una de las nuevas fronteras petroleras del mundo. Según datos recientes, cerca del 20% de las reservas descubiertas entre 2022 y 2024 se ubican en la región, especialmente en el Margen Ecuatorial, frente a las costas de Brasil, Guyana y Surinam.



En este contexto, organizaciones ambientales advierten sobre la contradicción que enfrenta Brasil, anfitrión de la cumbre climática, al impulsar simultáneamente proyectos de exploración petrolera en áreas de alta biodiversidad. Uno de los casos más discutidos es el del bloque FZA-M-59, operado por Petrobras, que fue rechazado en tres ocasiones por el organismo ambiental IBAMA, pero continúa bajo presión política. La zona alberga la segunda mayor extensión de manglares del planeta y comunidades indígenas en aislamiento voluntario.
Impactos e investigaciones
Informes de InfoAmazonia, Arayara y Greenpeace documentan los impactos acumulados del extractivismo petrolero en la región: entre 2000 y 2023 se registraron 831 derrames de crudo en Perú y 1.584 en Ecuador. Además, la quema de gas y los residuos tóxicos afectan a más de 1,2 millones de personas que viven cerca de pozos activos.
“Conocimos una comunidad que defiende 6 millones de hectáreas y que las monitorea de la tala ilegal. Tuvimos la posibilidad de conocer comunidades que en medio del olvido estatal y de los gobiernos están construyendo alternativas económicas para poder incentivar a la población a no apoyar el tipo de industria extractiva”, contó Lucía Ixchiu, de la comunidad Maya K’iche, en diálogo con EcoNews.
El rol de los pueblos indígenas
Durante su recorrido, la Flotilla Yaku Mama destacó el papel clave de los pueblos indígenas en la conservación del clima. Un estudio de Frontiers in Ecology indica que el 45% del bosque intacto restante en la cuenca amazónica se encuentra en territorios indígenas. Otro informe del Monitoring of the Andes Amazon Program estima que el 58% del carbono forestal regional está almacenado en sus tierras y áreas protegidas. En los territorios con seguridad jurídica, la deforestación es entre dos y tres veces menor que en otras zonas.
Aunque los territorios indígenas representan el 28% de la cuenca amazónica, generan solo el 2,6% de las emisiones de carbono, de acuerdo con el IPCC. Los expertos coinciden en que fortalecer los derechos territoriales es esencial para una adaptación climática efectiva.
“Para nosotros es un viaje esperanzador, es un viaje transformador y es un viaje que nos permite mostrar que otro mundo es posible y se está construyendo ahora, desde los pueblos indígenas en diferentes partes del mundo y que el compromiso que como juventudes indígenas tenemos para defender, cuidar y proteger la Amazonía es fundamental. No puede haber una conversación climática sin las juventudes indígenas, sin las mujeres y sin los pueblos”, agregó Ixchiu.
Financiamiento climático y demandas
Pese a su papel central en la protección del bosque, las comunidades indígenas continúan excluidas del financiamiento climático internacional. Según el Climate Finance Shadow Report 2025, el valor real de los aportes prometidos por los países desarrollados —unos 100 mil millones de dólares anuales— es en realidad de entre 28 y 35 mil millones, debido a que la mayoría se canaliza como préstamos.



Datos de Rainforest Noruega y el Forest Peoples Programme señalan que menos del 1% de los fondos llega directamente a los pueblos indígenas y comunidades locales, mientras que el 70% se diluye entre intermediarios financieros, consultoras y gobiernos.
Exigencias ante la COP30
La Flotilla Yaku Mama llegó a Belém con tres demandas principales:
- Detener toda nueva exploración petrolera y gasífera en la Amazonía.
- Garantizar la protección integral de los pueblos indígenas en aislamiento.
- Crear un fondo climático global, directo y transparente, que reconozca a los pueblos indígenas como socios estratégicos en la acción climática.
“Nosotros lo que exigimos es que se replantee a nivel político y estructural el modelo de consumo. No se puede cambiar un modelo de extracción por otro. No puede ser que nos digan no petróleo, pero sí níquel, sí minería, sí palma de aceite. Tiene que haber un replanteo real del modelo de consumo. La mejor energía es la que no se consume”, finalizó Ixchiu.

Los líderes indígenas advirtieron que la crisis climática también es una crisis de derechos humanos y reclamaron que la COP30 incorpore su participación efectiva en las decisiones. Desde Belém, su mensaje apunta a una disyuntiva global: elegir entre la economía del petróleo o la economía de la vida.












