No fue tarea fácil. Un grupo de científicos fueron a una zona inhóspita de Indonesia con un objetivo: hallar un mamífero que se creía extinto porque se tenía un único registro de 1961, ya que había uno de estos individuos conservado en la Sala del Tesoro de Naturalis, el museo de historia natural de Países Bajos. Y lo encontraron, vivo, pero no solo a este animal, sino también a otras muchas especies nuevas endémicas de ese lugar.
“Tenemos que proteger estas montañas sagradas”, dijo a BBC News Gison Morib, conservacionista de YAPPENDA, una organización indonesia que colaboró con la Universidad de Oxford en la expedición.
Se trata del equidna de pico largo de Attenborough, un mamífero que pone huevos. Fue bautizado con ese nombre en honor al naturalista británico David Attenborough. El equidna junto con el ornitorrinco son los únicos mamíferos que ponen huevos.
De las cuatro especies de equidna, tres tienen el pico largo, y dos de ellas, el equidna de Attenborough y el equidna occidental, se considera que están en peligro crítico de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El Dr. James Kempton, biólogo de la Universidad de Oxford que dirigió la expedición, comunicó: “El equidna de pico largo de Attenborough tiene espinas de erizo, hocico de oso hormiguero y patas de topo. Por su apariencia híbrida, comparte nombre con una criatura de la mitología griega que es mitad humana, mitad serpiente”.
Y agregó: “La razón por la que parece tan diferente a otros mamíferos es porque es miembro de los monotremas, un grupo que pone huevos y que se separó del resto del árbol de la vida de los mamíferos hace unos 200 millones de años“.
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Es por esto que se cree que surgieron hace unos 200 millones de años, cuando los dinosaurios habitaban la Tierra, pero es la primera vez que se ve a uno de esta especie vivo. Es calificado como un “fósil viviente” este animal que tiene púas, pelaje y pico.
La expedición en busca del mamífero equidna de pico largo de Attenborough
Encontrar al equidna no fue sencillo, una expedición multinacional liderada por la Universidad de Oxford fue la encargada de lograrlo.
Los científicos desplegaron más de 80 cámaras de seguimiento, hicieron múltiples ascensos a las montañas y escalaron más de 11 000 metros (más que el Everest). Pasaron cuatro semanas en el bosque y el equidna de pico largo de Attenborough no aparecía.
Fue recién el último día, mientras uno de los especialistas chequeaba la última tarjeta de memoria, cuando encontraron la anhelada imagen: ahí estaba, un ejemplar vivo. “Yo estaba eufórico, todo el equipo estaba eufórico”, dijo el doctor James Kempton a BBC News. “No bromeo cuando digo que fue en la última tarjeta de memoria que miramos, de la última cámara que recogimos, el último día de nuestra expedición”, sumó.
Además de encontrar el “equidna perdido” de Attenborough, la expedición descubrió otras nuevas especies de insectos y ranas, y vieron poblaciones sanas de canguros arborícolas y aves del paraíso. El recorrido de los científicos incluyó distintos países, en zonas inexploradas de los montes Cíclopes, donde se vio al equidna.
En su ascenso por las montañas, sintieron dos terremotos, pero a pesar del calor de esos lugares y los animales venenosos, la sorpresa y la alegría fueron más fuertes: estaba lleno de especies nuevas para la ciencia. “Mis colegas y yo no parábamos de reírnos”, explicó Leonidas-Romanos Davranoglou, especialista griego en insectos. “Estábamos muy emocionados porque siempre decíamos ‘esto es nuevo, nadie lo ha visto’ o ‘Dios mío, no me puedo creer que esté viendo esto’. Fue una expedición realmente monumental”, aseguró Davranoglou.
Entre los animales que encontraron, estaba el mielero de Mayr, un ave perdida para la ciencia desde 2008. Y en relación a las nuevas especies figuran un género completamente nuevo de camarones arbóreos e insectos. Inclusive, vieron un sistema de cuevas que era desconocido.