Orinar en el mar es un hábito de muchos visitantes que, hasta hace poco, nadie cuestionaba. De hecho, una encuesta de Proctor & Gamble asegura que el 60% de los participantes lo han hecho alguna vez en su vida. Pero ¡cuidado!, algunos municipios y ciudades de España multan y multarán (con precios que en América Latina serían carísimos) a quienes hagan pis y caca en el mar.
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La noticia volvió a marcar agenda luego de que el Ayuntamiento de Marbella sorprendiera a los bañistas con una ordenanza que multa con hasta 750 euros a los bañistas que hagan sus necesidades en las cálidas aguas de la llamada Costa del Sol.
La legislación fue aprobada hace un mes y establece lo siguiente: “Se castigará la evacuación fisiológica en el mar y en la playa con una multa de hasta 750 euros”. Si el bañista es sorprendido por segunda vez, la sanción será de 1.500 euros mientras que, a la tercera vez, la sanción ascenderá a los 3.000 euros.
La política pública se enmarca en la necesidad de mantener limpias las costas de estos distinguidos destinos. No obstante, generó polémica en los ciudadanos y disparó un cálido debate en redes sociales: ¿Quién se va a enterar?; ¿Cómo hará el ayuntamiento para vigilar y detectar a los infractores?
Prontamente la controversia escaló en burla e ironía lo que llevó a un portavoz de Marbella a desmentir la medida al diario The Guardian: “La ordenanza no impone ninguna sanción por orinar en el mar. No será aplicable. Regula posibles infracciones antisociales en la playa, al igual que cualquier acto de este tipo se regula en cualquier espacio público como las calles de la ciudad”.
España es pionera. Pero Marbella no es la primera ciudad de ese país que aplica este tipo de sanciones. En 2004, Málaga legisló una ordenanza que castigaba con el pago de 300 euros a quien “evacúen en la playa o en el mar”.
La ordenanza de uso y disfrute de las playas de Málaga determina las normas de uso de las zonas de baño. Sin embargo, la ley no aclara ni explica cómo es el sistema de control de este tipo de infracciones.
En la misma línea que Málaga, la ciudad gallega de Vigo puso en vigencia en el 2022 una ordenanza para multar a los bañistas que tengan este tipo de comportamiento “anti-higiénicos” en las playas de la zona.
La orina y la caca humana, si bien son desechos biológicos naturales, pueden tener un impacto negativo en el medio ambiente marino si no se gestionan adecuadamente.
La orina es rica en nitrógeno y fósforo, nutrientes que pueden estimular el crecimiento excesivo de algas, un fenómeno conocido como eutrofización. La eutrofización puede agotar el oxígeno del agua, lo que daña o mata a los peces y otros organismos marinos.
Por su parte, las heces contienen bacterias y virus que pueden contaminar el agua y los mariscos, haciéndolos inseguros para el consumo humano. Asimismo, el contacto con agua contaminada con heces humanas puede causar enfermedades como el cólera, la disentería y la hepatitis A.
En ese marco, la educación pública resulta elemental para tomar consciencia y modificar hábitos naturalizados como puede ser el hacer pis o defecar en las playas. Pero, ¿vigilar y castigar este tipo de actos es posible y efectivo?
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