En las cristalinas aguas de las lagunas del Nevado de Toluca, un volcán inactivo ubicado en el Estado de México, un buzo encontró un inesperado y preocupante hallazgo: toallas menstruales y otros residuos. Este hecho, lejos de ser aislado, es un reflejo de la grave problemática de la contaminación por productos de higiene menstrual en México y el mundo.
Edgar Hurtado, un buzo aficionado que se ha dado a la tarea de explorar las profundidades de las lagunas del Nevado de Toluca, compartió en sus redes sociales un video donde se observa cómo, entre la flora y fauna subacuática, yacen estos productos desechables.
“Tristemente logro encontrar mucha basura, causa del turismo que hay en esta zona y falta del cuidado de las lagunas”, comentó Hurtado en su video viral.
Las toallas menstruales, al igual que otros productos de higiene personal como los tampones y protectores diarios, están hechos de materiales como plástico, polietileno y polipropileno, que no solo tardan cientos de años en biodegradarse, sino que también pueden liberar sustancias nocivas para el ambiente.
La contaminación por productos de higiene menstrual es un problema que afecta a todos los niveles, desde la salud pública hasta el ambiente. En México, se estima que se generan alrededor de 450 millones de toneladas de toallas menstruales al año, de las cuales solo una pequeña parte se recicla.
El resto termina en los vertederos, incineradoras o, como en el caso del Nevado de Toluca, en ríos, lagos y océanos. Esta situación no solo tiene un impacto negativo en la estética de nuestros paisajes naturales, sino que también representa un riesgo para la salud pública y la vida silvestre.
Los productos de higiene menstrual desechables pueden tardar hasta 500 años en biodegradarse. Durante este tiempo, pueden liberar sustancias nocivas como dioxinas, furanos y metales pesados que contaminan el suelo, el agua y el aire.
Los animales pueden confundir las toallas menstruales con comida, lo que puede provocarles obstrucciones intestinales, desnutrición e incluso la muerte.
Además, las toallas menstruales pueden obstruir las alcantarillas y los sistemas de tratamiento de agua, lo que genera problemas de salud pública y afecta a la calidad del agua que consumimos.
Afortunadamente, existen alternativas sostenibles a los productos de higiene menstrual desechables que pueden ayudar a reducir la contaminación ambiental y proteger la salud pública.
Es necesario tomar conciencia del impacto ambiental que tienen los productos de higiene menstrual desechables y que la sociedad adopte alternativas sostenibles, en la medida de lo posible. También es necesario que las políticas públicas incentiven este cambio positivo.
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