Mantener una buena alimentación al 100% para cuidar la salud es un desafío casi imposible frente a un mundo globalizado que produce masivamente alimentos con agregados artificiales. Ya ni en la fruta, ni en la verdura, ni en el agua se puede confiar. En el caso de los frutos secos, uno de los alimentos más populares por su gran cantidad de nutrientes, también se ven afectados. El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (RASFF) emitió una alerta sanitaria debido a la presencia de pistachos cancerígenos en el mercado español. Los mismos, provienen de Turquía.
La presencia de aflatoxinas en los pistachos turcos aumentaría considerablemente el riesgo de padecer distintos tipos de cáncer, principalmente cáncer de hígado. El almacenamiento de diversos alimentos en malas condiciones de temperatura y humedad genera la aparición de aflatoxinas que representan un “riesgo grave” para la salud según el RASFF.
Aún así, ningún organismo ha comunicado todavía especificaciones respecto al tipo de pistachos que se deben evitar: no hay forma de identificarlos a través de alguna etiqueta, forma o tamaño. Ante la duda, habrá que corroborar si la etiqueta específica el origen de los pistachos, comprar en tiendas que comercializan productos locales o simplemente evitar el consumo de pistachos hasta nuevo aviso.
Producción local de pistachos en España
Frente al consumo de pistachos provenientes de Turquía, muchos se preguntan por qué no prefieren los españoles el producto local. Y es que en España, hay más de 70.000 hectáreas de pistachos plantadas, según el Grupo IberoPistacho. Esto la convierte en el cuarto país con mayor superficie de pistacho plantada en el mundo.
Teniendo esto en cuenta, ¿no sería mejor fomentar el consumo local? Así, no solo los habitantes españoles apoyarían la industria propia, sino que, tal vez, también se evitaría la propagación de enfermedades debido a una mala regulación sanitaria.