Es muy común en muchos países que las infancias al ver vaquitas de San Antonio (o mariquita) le pidan tres deseos, para luego verla volar. Esta acción tiene su origen en la Edad Media, y según el relato religioso, en una época en la que había escasez de alimentos por plagas, las personas le rezaron a la Virgen para que los ayude y ella les envió cientos de vaquitas de San Antonio. ¿Por qué? Porque, como se dice en la jerga de la agricultura, estos insectos son “controladores biológicos” que se alimentan de plagas y protegen los cultivos.
Particularmente, se alimentan de pulgones (áfidos) y otras plagas de cultivos como las cochinillas (cóccidos). Así, actúan como reguladores naturales de otros insectos. Son muy pocas las especies que se alimentan de plantas y que pueden dañar algunos cultivos; o de hongos o polen. Por su rol clave para la alimentación humana, es lógico que sean consideradas de “buen augurio” y que den “buena suerte”.
Las vaquitas están en peligro
La biodiversidad de vaquitas de San Antonio está disminuyendo en el mundo por la pérdida de hábitat y el efecto de especies invasoras. Los agroquímicos y la deforestación son las principales causas de este flagelo. Pero la invasión de la Vaquita Asiática Multicolor (Harmonia axyridis) también es otra amenaza para las especies de vaquitas nativas.
En Argentina hay más de 160 especies de vaquitas, de las cuales el 21% son endémicas, es decir, no se encuentran en otras regiones del mundo. Sin embargo, no hay estadísticas completas sobre su desarrollo y conservación, lo que complica la implementación de medidas protectoras.
Devolver el favor: Proyecto Vaquitas
Para conseguir datos confiables y poder tomar las medidas necesarias, se creó el Proyecto vaquitas: “una iniciativa de Ciencia Ciudadana que nace como respuesta a la necesidad de incrementar el conocimiento sobre la biodiversidad de Vaquitas de San Antonio en Argentina”, detallan los impulsores en su sitio web. “Nuestro objetivo es mapear en todo el país la distribución de vaquitas conspicuas (es decir, las que pueden detectarse a simple vista) para poder sentar las bases para el desarrollo de futuros programas de conservación de este importante grupo de insectos”, detallan.
Las Vaquitas de San Antonio son insectos de la familia de los coccinélidos, que se encuentran dentro del grupo de los coleópteros, al cual pertenecen también los escarabajos, saltapericos, gorgojos y luciérnagas, entre otros. Su característica común es que presentan “un par de alas duras modificadas llamadas ‘élitros’ que protegen un par de alas blandas que generalmente se utilizan para volar”, explican desde Proyecto Vaquitas.
En estado adulto, los coccinélidos son de forma redondeada u ovalada y tienen un tamaño promedio de entre 2mm y 6mm. En el mundo hay más de 4500 especies de este insecto. “Varias especies presentan colores llamativos y son las que comúnmente reconocemos como vaquitas de San Antonio, pero además existen muchas otras especies pequeñas que usualmente pasan desapercibidas, pero que también cumplen roles ecológicos importantes”, afirman.
El Proyecto Vaquitas está impulsado por un grupo de profesionales y estudiantes interesados en la conservación de la biodiversidad y la difusión de la ciencia. Está conformado por investigadores, becarios, personal de apoyo y estudiantes de diferentes universidades e instituciones de Argentina y Chile.
¿Cómo participar? Para colaborar del proyecto, solo basta con enviar una foto donde se pueda distinguir la vaquita y la localización geográfica del registro. Esa información se puede enviar por mail, por mensaje de whatsapp o por una aplicación, siguiendo las indicaciones que se señalan en este link: https://proyectovaquitas.com.ar/index.php/como-participar/