En un contexto global donde la demanda de vinos orgánicos crece sostenidamente, Bodega Argento, parte del Grupo Avinea, se consolida como un productor modelo en la producción de vino orgánico de Argentina. Con 340 hectáreas certificadas en Mendoza y un proyecto en Patagonia (Bodega Otronia), la bodega ha adoptado un modelo de vitivinicultura regenerativa, agroecológica y de precisión, integrando la conservación de la biodiversidad como pilar fundamental.
De la filosofía orgánica a la acción regenerativa
El compromiso de Bodega Argento con la sostenibilidad comenzó en 2010, cuando desarrolló su primera finca en Alto Agrelo (Mendoza). Mediante un mapeo detallado del suelo y la división en más de 80 bloques, la bodega seleccionó los varietales y portainjertos ideales para cada terroir, priorizando el equilibrio con el ecosistema.
“El vino orgánico no es solo una cuota de mercado, es una filosofía“, explica Andrés Valero, líder de Sustentabilidad de Grupo Avinea. Según datos internacionales, mientras el consumo de vino convencional disminuye, el mercado orgánico creció más del 20% en la última década. Argentina, aunque aún incipiente (con un 9% de superficie vitícola orgánica frente al 20-25% de Europa), tiene ventajas climáticas que reducen el uso de pesticidas. Sin embargo, desafíos como las hormigas cortadoras exigen innovación.
Para enfrentar estos retos, Bodega Argento desarrolló Matriz Viva, un programa de I+D en colaboración con la Universidad Nacional de Cuyo, El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), CONICET y el Instituto francés de Investigación para el Desarrollo (IRD). Entre sus líneas de investigación destacan:
- Control ecológico de hormigas mediante estudios de comportamiento.
- Aumento de biodiversidad con flores nativas que atraen polinizadores.
- Relevamiento de artrópodos para equilibrar el ecosistema.
Respecto a la huella de carbono de la industria, Valero reflexiona: “A pesar de que en algunas partes del mundo la viticultura orgánica suele tener una huella de carbono más elevada, nuestro cálculo da un resultado menor por la cantidad de intervenciones que hacemos en el viñedo y por las acciones de compensación que realizamos”.
Por ello, los viñedos de Argento se distinguen, por ejemplo, por su cobertura vegetal espontánea entre hileras, evitando suelos desnudos y fomentando la captura de carbono. En cuanto a los esfuerzos de compensación, el especialista de Bodega Argento menciona: “Incorporamos los restos de poda al suelo y usamos botellas más livianas (400 g) para reducir la huella de carbono”.
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Alianza con ProYungas: Paisajes Productivos Protegidos
En diciembre, Bodega Argento se sumó al programa Paisajes Productivos Protegidos de Fundación ProYungas, una estrategia tangible que evidencia cómo la articulación entre el sector productivo comprometido con la conservación de la naturaleza, organizaciones ambientales y académicas y otros actores, es fundamental para el fortalecimiento de un modelo que prioriza la protección de ecosistemas clave, la garantía de servicios ambientales y el desarrollo económico sostenible.
Así, la bodega mendocina se convirtió en la primera experiencia vitivinícola que se suma a esta iniciativa la cual busca integrar la producción con la conservación de la naturaleza a escala de paisajes.
“El paisaje de montaña de Cuyo tiene una biodiversidad subestimada. Si bien el paisaje del área de Cuyo es un paisaje con una gran biodiversidad, no siempre se refleja así porque no tiene la imagen que puede tener una selva y es ahí donde quisimos dar un paso más para ponerla en valor”, describe Valero.
La bodega ya cuenta con una reserva natural de 70 hectáreas y corredores biológicos en sus fincas. La meta es invitar a más bodegas a sumarse, ya que “un viñedo diverso da mejores vinos y protege el ecosistema“, agrega.
El modelo de Argento demuestra que producción rentable y conservación pueden coexistir. Desde pequeñas acciones (como corredores biológicos) hasta grandes reservas, el programa de ProYungas ofrece flexibilidad para que más empresas se unan.
“Cada metro cuadrado trabajado con esta filosofía suma“, concluye Valero. Con un enfoque regenerativo y de largo plazo, Bodega Argento no solo elabora vinos de calidad, sino que protege el patrimonio natural de Mendoza, inspirando a la industria a seguir su ejemplo.