Los juicios a Monsanto en Estados Unidos siguen sumando condenas contra la empresa multinacional. Recientemente, un jurado de Filadelfia le ordenó a la firma Bayer AG, que compró Monsanto en 2018, pagar 175 millones de dólares a Ernest Caranci quien tiene Linfoma no Hodkin (cáncer en el sistema linfático), ya que probaron que su enfermedad es consecuencia de su exposición al Roundup, un agroquímico (agrotóxico, en verdad) fabricado a base de glifosato.
Días atrás, otro jurado, en un tribunal estatal de St. Louis le ordenó a la compañía el pago de 1,25 millones de dólares por daños y perjuicios al paciente oncológico en remisión, John Darnell, que venía litigando contra la corporación de origen alemán. En una semana Monsanto-Bayer recibió dos nuevas condenas por los efectos del Roundup, el agrotóxico más usado en Argentina. Los abogados demandantes afirmaron que el ingrediente principal del Roundup, el glifosato, es un carcinógeno tóxico, pero que la formulación final es un cocktail venenoso aún peor.
Negligencia y ocultamiento, fueron las respuestas de los tribunales ante el accionar de la empresa que sigue vendiendo sus productos, a pesar de estos resultados. Ya son más de 140 000 las denuncias a Bayer AG, solo en Estados Unidos.
En 2020, a través de un acuerdo extrajudicial, la compañía pagó 11 mil millones de dólares, para desactivar alrededor de 100 000 casos en su contra. Ese trato lo consiguió luego de haber perdido los primeros juicios históricos en 2018 y en 2019: al ex fumigador Dewayne “Lee” Johnson, Ed Hardeman y el matrimonio Pilliod.
Últimamente, la empresa había ganado 9 juicios, pero estas dos derrotas vuelven a insertar el tema en la sociedad. Aún quedan pendientes en norteamérica unas 40 000 demandas más, y el número sigue creciendo.
En los dos últimos juicios los abogados de los demandantes señalaron que la fórmula es aún más peligrosa que el ingrediente activo en sí mismo (ejemplo, el glifosato). Esto es importante porque las agencias de regulación aprueban los agroquímicos sin medir el efecto de la formulación final.
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Además, los jurados determinaron que Monsanto exhibió negligencia tanto en el diseño del herbicida como en sus etiquetas de advertencia. En el caso Durnell vs. Monsanto (Missouri 22nd Judicial Circuit Court, No. 1922-CC00221.), el veredicto reconoce que la empresa conocía los riesgos cancerígenos del glifosato y que ocultaron esta información al público para proteger las ventas de Roundup.
Tras conocerse los últimos veredictos, el abogado de los demandantes Dewayne “Lee” Johnson y Alva y Alberta Pilliod dijo: “Es un resultado tremendo. Este caso siempre ha girado en torno a la ciencia y este nuevo veredicto pone un enorme signo de exclamación en ese punto. Ya es hora de que Monsanto finalmente, de una vez por todas, retire este producto del mercado y negocie un acuerdo global. Es hora de poner fin al capítulo del glifosato en nuestro país”.
En Argentina, el Proyecto PIS (Pesticidas Introducidos Silenciosamente), una iniciativa de la ONG Democracia en Red que analizó más de 200 muestras de orina de habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Lobos, Saladillo, Barrio Nicole (La Matanza) y Mar Chiquita hallaron casos positivos de glifosato y su metabolito AMPA. Lo más llamativo es que las personas de CABA que fueron analizadas no tenían contacto directo con las zonas fumigadas.