“Los seres humanos sentimos más empatía y compasión por los animales que se relacionan más con nuestra naturaleza. A medida que descendemos en el árbol evolutivo, nos sentimos más desconectados con los animales que no se parecen en nada a nosotros, principalmente los invertebrados“. Así comienza a explicar su estudio publicado en National Geographic la bióloga marina Alex Schnell. Sin embargo (prosigue), a pesar de lo que sentencian los estudios de nuestra empatía con animales similares, las profundas investigaciones en torno a la misteriosa vida de los cefalópodos la han llevado a demostrar algo diferente: “a pesar de no poseer una columna vertebral, los cefalópodos tienen mucho más en común de lo que creemos con los animales vertebrados, incluyendo los humanos“.
Dentro de la vasta biodiversidad marina, el grupo de los cefalópodos está conformado por los pulpos, calamares, nautilos y sepias. El estudio analizó el comportamiento de estos animales y demostró que tienen una inteligencia avanzada con muchas similitudes a la de los humanos.
La inteligencia de los cefalópodos y su gran similitud con los humanos
La bióloga marina que estudia el comportamiento de los cefalópodos explica que su inteligencia tiene muchas similitudes con la inteligencia humana. Algunas de las cualidades más sorprendentes de los pulpos son:
- Resuelven problemas: pueden resolver rompecabezas
- Crean herramientas con fines específicos
- Recuerdan experiencias personales
- Experimentan emociones humanas tales como sed, miedo, dolor y angustia.
- Su organismo interior está diseñado de una forma tan única como el cuerpo humano
- Tienen su cerebro centralizado: sin embargo, el de los cefalópodos también se extiende hasta sus varios brazos, usando así también sus extremidades para sentir.
- Los calamares tienen auto-control
- A pesar de ser totalmente daltónicos, los pulpos usan estrategias para alejar a sus enemigos o atraer pareja, tales como cambiar el color de su piel, el diseño e incluso la textura.
- A pesar de ser extremadamente vulnerables (no tienen ni huesos, ni conchas, ni garras), los pulpos son curiosos y entran en confianza muy rápido.
- Algunos pulpos arman equipos con otras especies de peces para cazar.
Aunque están aumentando, los estudios científicos aún son escasos en torno a la vasta inteligencia de los cefalópodos. Esto es lo que motiva a Schell y a otros investigadores a seguir estudiando el comportamiento de estos animales tan especiales. Además, según lo indica National Geographic, “desde 1980, la demanda de cefalópodos en el mercado ha aumentado considerablemente. Entre 1980 y 2014, se duplicó el número de pulpos capturados en estado salvaje. Los pulpos en cautiverio se estresan tanto que se los ha llegado a ver comiéndose sus propios brazos“.
Esta situación llevó a reportar la captura de pulpos en distintos países. En el caso del Gobierno Británico, se logró que cambiaran las leyes para considerar a los cefalópodos como “animales sintientes”. Este avance representó la primera vez que estos invertebrados fueron protegidos por una ley de bienestar animal.