Tras la pandemia de Covid-19, los trastornos de salud mental se dispararon un 25%, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, se estima que más de la mitad de la población de los países de ingresos medios y altos atravesará por lo menos un trastorno mental en algún momento de sus vidas. ¿Cómo puede influir la naturaleza, especialmente las aves y los árboles en la prevención y el tratamiento?
Un reciente estudio publicado en Nature Communications Earth & Environment exploró la asociación entre la salud mental y la diversidad de especies y llegó a la siguiente conclusión: “La diversidad de especies de aves y árboles se relaciona significativamente y de manera positiva con una buena autoevaluación de la salud mental”.
Según amplía Raquel Buxton, profesora de la Universidad de Carleton y experta vinculada a la publicación científica, “vivir en una zona residencial con una mayor diversidad de aves que el promedio aumentó la buena salud mental en aproximadamente un 7%, y vivir en una zona residencial con una mayor riqueza de especies de árboles que el promedio aumentó la buena salud mental en aproximadamente un 5%.
¿Cómo se determinaron los beneficios de la diversidad de aves y árboles?
El posteo de instagram de Nature Portfolio, detalla que “los investigadores exploraron la asociación entre la salud mental y la diversidad de especies (aves y árboles), usando métricas auto-calificadas de salud mental y estrés de la Encuesta de Salud de la Comunidad Canadiense“.
Las mismas se combinaron con estimaciones de la diversidad de especies de aves y árboles a partir de conjuntos de datos científicos de la comunidad eBird e inventarios forestales nacionales.
“El tamaño de la asociación entre la salud mental autoevaluada y la diversidad de especies de aves y árboles fue similar a la de las porciones diarias de frutas y verduras“, afirma Buxton en su documento.
La biodiversidad contribuye a la salud mental pero está en peligro de extinción
Además de la contundencia de los datos, la autora de la revista Nature plantea una lamentable paradoja: “Justo cuando empezamos a apreciar los beneficios para la salud de la naturaleza y la biodiversidad, estamos experimentando rápidos índices de pérdida de biodiversidad”.
Tal como reporta un artículo de diario El País de España, “1.430 especies de aves en todo el mundo han desaparecido desde el Pleistoceno Tardío (iniciado hace 126.000 años), y la mayoría de esas extinciones han ocurrido en los últimos 11.700 años”.
Por su parte, la encuesta anual del Instituto de Recursos Mundiales determinó que se han perdido 4,1 millones de hectáreas de bosques primarios en 2022. Una perspectiva más larga en el tiempo, y reflejada en National Geographic España, señala que en desde principios de este siglo, se han perdido un total de 411 millones de hectáreas de masa forestal, lo que equivale a cerca del 10% de la cobertura que había en 2001.
En relación a estas preocupantes cifras, la profesora reflexiona: “Así como la naturaleza protege nuestra salud, nosotros también debemos proteger la salud de la naturaleza”.