Hoy miramos imágenes de la Tierra desde el espacio y vemos un majestuoso planeta azul, pero esta no fue siempre su verdadera tonalidad. Nuevas investigaciones revelan que, hace miles de millones de años, nuestros océanos brillaban con un color verde pálido, un fenómeno que no solo cambió el aspecto del planeta, sino que también preparó el escenario para uno de los eventos más importantes en la historia de la vida: la Gran Oxigenación.
El océano arcaico: un mundo de hierro y bacterias
Durante el Eón Arcaico (hace 4000 a 2500 millones de años), la Tierra era un lugar radicalmente diferente. Los continentes eran escasos, la atmósfera carecía de oxígeno libre y los océanos estaban cargados de hierro disuelto, producto de la intensa actividad hidrotermal.
Según un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution, dirigido por el físico espacial Taro Matsuo (Universidad de Nagoya), este hierro interactuaba con la luz solar de una manera peculiar: en lugar de absorber todas las longitudes de onda por igual, dispersaba preferentemente la luz verde. El resultado era un océano que, visto desde el espacio, habría aparecido como un pálido esmeralda en lugar del azul profundo que conocemos hoy.
La revolución de las cianobacterias: el poder de la luz verde
En este entorno inusual, surgieron las cianobacterias, microorganismos capaces de realizar fotosíntesis. Pero había un problema: el agua verde no permitía el paso eficiente de la luz roja o azul, esenciales para la clorofila.
El estudio de Matsuo y su equipo descubrió que estas bacterias desarrollaron pigmentos especiales llamados ficobilinas, que les permitían capturar la luz verde y convertirla en energía. “Fue una adaptación clave”, explica Matsuo en Nautilus. “Sin ella, quizás la vida compleja nunca hubiera surgido”.
Con el tiempo, las cianobacterias comenzaron a liberar oxígeno como subproducto de su metabolismo, desencadenando el Gran Evento de Oxigenación. Este proceso no solo envenenó a muchas formas de vida anaeróbicas, sino que también oxidó el hierro en los océanos, transformándolo en hidróxido de hierro, que se depositó en el fondo marino. Poco a poco, el agua perdió su tono verdoso y se volvió azul.
¿Podrían los océanos volver a ser verdes?
Curiosamente, hay indicios de que los océanos modernos están experimentando cambios sutiles en su color. Un estudio de 2023 en Nature reveló que las zonas tropicales cerca del ecuador se han vuelto ligeramente más verdes en las últimas décadas, probablemente debido al aumento de fitoplancton por el cambio climático.
Además, en lugares como el lago La Cruz (España) y el lago Matano (Indonesia), aún existen “ventanas arcaicas”: cuerpos de agua ricos en hierro donde la luz verde domina bajo la superficie, recreando las condiciones de aquel pasado remoto.
Matsuo y su equipo colaboran ahora con el Centro de Investigación Ames de la NASA para estudiar si los océanos verdes podrían ser una firma biológica en exoplanetas. “Los océanos verdes reflejan más luz que los azules“, señala en el sitio anteriormente citado. “Esto facilitaría su detección con telescopios de próxima generación”.
Cameron Thrash, ecólogo microbiano de la Universidad del Sur de California, destaca la importancia de esta investigación: “Muestra cómo la vida y su entorno coevolucionan de maneras inesperadas. Quizás en otros mundos, los colores de los océanos nos cuenten historias similares”.
*Fuente: Nautilus