A pesar de los avances en los derechos de las infancias y de las mujeres en las últimas décadas, hay realidades que son difíciles de creer, pero que continúan pasando. Uno de los flagelos más grandes es el matrimonio infantil que, en vez de disminuir, sigue creciendo y una de las causas es el cambio climático. ¿Cuál es su relación?
“Si un hombre te puede mantener, ¿por qué vas a decirle que no?”, es una de las frases que les repiten familiares desesperados a sus hijas que no llegan siquiera a la adolescencia y ya un adulto se acerca a pedirles casamiento. La pobreza extrema hace ver a un matrimonio forzado como una solución para asegurar el alimento de la niña y una ayuda a su familia.
Un informe de Save The Children es tajante: “El número de niñas en riesgo extremo de enfrentarse al doble impacto del cambio climático y el matrimonio infantil aumentará en un 33% alcanzando la cifra de casi 40 millones en 2050”.
Titulado “Las niñas en el centro de la tormenta: Su planeta, su futuro, sus soluciones” el documento demuestra que alrededor de dos tercios de los matrimonios infantiles se producen en regiones con riesgos climáticos superiores a la media.
Actualmente, estiman que 29,9 millones de niñas y adolescentes mujeres viven en los 10 países más afectados por el matrimonio infantil y el cambio climático: que son los mismos en los que corren un mayor riesgo de contraer matrimonio infantil y de sufrir desastres climáticos.
Con el aumento de estos enlaces obligados, prevén que estos países tengan una de las poblaciones más jóvenes y de más rápido crecimiento del mundo.
Los 10 países donde crece el matrimonio infantil
- Chad
- República Centroafricana
- Bangladesh
- Guinea
- Burkina Faso
- Malawi
- Malí
- Mozambique
- Níger
- Sudán del Sur
Según Save The Children, la República Centroafricana, Chad y Guinea son los más afectados. “Estos países no sólo se ven desproporcionadamente afectados por fenómenos meteorológicos extremos cada vez más graves y frecuentes, sino que en muchos casos sufren conflictos, altos niveles de pobreza, desigualdad de género y hambre”, detallan.
Uno de los tantos casos: “Kpemeh, en Sierra Leona, tenía 12 años cuando un hombre manifestó su interés por casarse con ella. Como agricultores de subsistencia afectados por la crisis climática, su madre y su padre se sintieron presionados económicamente para aceptar el matrimonio. Con el apoyo de Save the Children, Kpemeh pudo evitar el matrimonio y ahora es una firme defensora en su comunidad del derecho de las niñas a terminar su educación”, cuenta la organización.
Y agrega: “El matrimonio infantil se debe a la pobreza. Si un hombre tiene dinero, por ejemplo, si cosecha palma aceitera, puede cosecharlos, procesarlos y venderlos y mantener a la familia de la niña dándoles un poco de aceite de palma”.
Las consecuencias para las niñas son atroz: hay más probabilidades de que no terminen la escuela, que vivan aisladas, con riesgo de sufrir violencia física y sexual, y tener complicaciones durante el embarazo y el parto.
La Directora General de Save the Children Internacional, Inger Ashing, sostiene firmemente que los gobiernos, las ONG, la ONU y las empresas deben reconocer la crisis climática, incluida la actual crisis del hambre, como una emergencia para los derechos de las niñas:
“Los riesgos para las niñas son reales. Es el riesgo de acoso y abuso sexual al que se enfrentan las niñas en el caótico período posterior a una catástrofe, donde el hacinamiento y la falta de servicios seguros las dejan expuestas. Es verse obligadas a casarse antes de cumplir los 18 años, cuando las familias, empobrecidas por años de sequía, pasan hambre y tienen que tomar decisiones dificilísimas sobre a quién alimentar”.
Tal vez te interese: “Grave denuncia de UNICEF sobre el financiamiento climático y las infancias”
“La crisis climática mundial ya está cambiando la vida y el futuro de las niñas. Sin embargo, a pesar de estos efectos desiguales sobre las niñas, menos del 2% de los planes climáticos nacionales de todo el mundo mencionan a las niñas y tienen en cuenta de forma explícita y significativa las necesidades y la participación de ellas. Las niñas están demostrando una resiliencia extraordinaria ante estos retos, pero sus demandas y soluciones rara vez se incluyen en los debates sobre el planeta que heredarán. Esto es inaceptable”, afirma.
“La inversión urgente y eficaz es clave para adaptarse al cambio climático, y es particularmente crítica para la infancia, especialmente las niñas, que son muy susceptibles a los impactos a corto y largo plazo. La inversión actual ignora casi por completo a las niñas y a los niños: esto tiene que cambiar”, agrega.
El cambio climático y el flagelo del hambre
El informe explica que niñas de muchos de estos países también se enfrentan ahora a niveles de hambre “sin precedentes”.
Y añade que, en todo el mundo, al menos 49 millones de personas, incluidas las niñas y sus familias, están “al borde de la inanición, incapaces de aprender y crecer porque las sequías de larga duración y la guerra en Ucrania se han combinado para crear una crisis de hambre cuyo tamaño y gravedad no se había visto antes”.
Según UNICEF, las condiciones extremas del clima provocaron el desplazamiento de al menos 43 millones de niños en los últimos seis años. El dato es alarmante: casi la mitad de la población infantil mundial (mil millones de niños y niñas) vive en países vulnerables al cambio climático. Un tercio de la población infantil mundial está afectada tanto por la crisis climática como por la pobreza.
Estas cifras equivalen a que 20 000 niños por día se ven obligados a irse de sus hogares y, consecuentemente, de las escuelas.
La coalición Iniciativa por los Derechos Medioambientales de la Infancia (CERI, por sus siglas en inglés) conformado por Plan Internacional, Save the Children y UNICEF, informó que las negociaciones climáticas como las COP, están muy lejos de abordar estos problemas: menos del 3% de los principales fondos mundiales para el clima se destinaron a apoyar a la infancia desde 2006.