Una serie de tormentas intensas ha provocado la muerte de al menos 18 personas y ha generado inundaciones masivas en varios estados del sur y centro-norte de Estados Unidos.
En Kentucky, el río que atraviesa la capital, Frankfort, alcanzó niveles históricos, obligando a evacuar la ciudad. Las autoridades advirtieron que el nivel del agua superaría los 14,9 metros, muy cerca del límite de contención de 15,5 metros. “En toda mi vida —y tengo 52 años—, esto es lo peor que he visto”, afirmó a la agencia AP, Wendy Quire, gerente de un restaurante en el centro de la ciudad.
En Tennessee y Kentucky, equipos de rescate se movilizaron en botes inflables para evacuar a residentes atrapados. También se interrumpieron servicios de electricidad y gas por seguridad. En total, 10 personas murieron solo en Tennessee, entre ellas un niño de nueve años en Kentucky arrastrado por las aguas y otro de cinco en Arkansas aplastado por un árbol. Un bombero voluntario de 16 años falleció en Missouri durante un intento de rescate.
El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) alertó que decenas de localidades enfrentarán niveles de inundación mayores en los próximos días. En Falmouth y Butler, pueblos de Kentucky, se ordenó evacuación obligatoria ante el avance del río Licking, que ya en 1997 causó cinco muertes y destruyó mil viviendas.
La infraestructura meteorológica también está en crisis: las oficinas del NWS operan con una escasez de personal del 20%, el doble que hace una década, debido a recortes efectuados durante el gobierno de Donald Trump.
Las causas del fenómeno climático, según el NWS, incluyen altas temperaturas, una atmósfera inestable, vientos fuertes y humedad excesiva proveniente del Golfo de México. En Jonesboro, Arkansas, se registraron 13 centímetros de lluvia en un solo día —récord histórico para abril—, mientras que Memphis acumuló 35 centímetros en cuatro días.
En Rives, Tennessee, el pueblo quedó prácticamente bajo el agua. “Si perdemos la casa, estamos un poco fastidiados sin una casa”, dijo Domanic Scott, cuyo padre se encontraba incomunicado por la crecida del río Obion. En Dyersburg, la situación obligó a decenas de personas a refugiarse en albergues.
La tragedia se intensifica para quienes no cuentan con seguros contra inundaciones. Las compañías no ofrecen cobertura a residentes de zonas cercanas a ríos y diques, como en Rives. La incertidumbre persiste mientras los meteorólogos advierten que lo peor aún podría estar por venir.
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