Un estudio reciente publicado en la revista Nature por investigadores de la Universidad de Stanford advierte que el aumento de las temperaturas globales tendrá un impacto devastador en la producción de alimentos, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas. Según el informe, cada grado centígrado adicional de calentamiento reducirá la disponibilidad de alimentos en 120 calorías por persona al día, lo que equivale a perder el 4,4% de la ingesta calórica diaria actual.
Cultivos en peligro: trigo, maíz y soja entre los más afectados
La investigación analizó el comportamiento de seis cultivos esenciales para la dieta mundial —trigo, maíz, arroz, soja, cebada y mandioca— bajo diferentes escenarios climáticos. Los resultados son alarmantes:
- Para 2050, se prevé una reducción del 8% en el rendimiento de estos cultivos, incluso si se logran avances significativos en la reducción de emisiones.
- Para 2100, las pérdidas podrían alcanzar el 11% si el mundo alcanza emisiones netas cero, pero escalarían hasta un 24% si las emisiones continúan aumentando al ritmo actual.
Uno de los hallazgos más sorprendentes es que el arroz podría ser el único cultivo que se beneficie de un clima más cálido, registrando un posible aumento en su productividad. Sin embargo, el resto de los alimentos básicos enfrentan un futuro incierto, con altas probabilidades de disminución en su rendimiento.
Ante este panorama, los agricultores tendrán que implementar estrategias de adaptación, como cambiar las variedades de cultivos, ajustar las fechas de siembra y cosecha, o incluso migrar hacia zonas con condiciones más favorables. Sin embargo, el estudio señala que estas medidas solo podrían compensar un tercio de las pérdidas proyectadas para 2100.
“La adaptación es necesaria, pero no es una solución mágica”, explica uno de los autores del estudio. “Incluso con los mejores esfuerzos, seguiremos enfrentando pérdidas significativas en la producción de alimentos si no actuamos con urgencia contra el cambio climático”.
Consecuencias para la población mundial
La disminución en la disponibilidad de alimentos tendría efectos directos en la nutrición global, especialmente en países en desarrollo que dependen de estos cultivos como base de su alimentación. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 800 millones de personas ya sufren hambre en el mundo, y esta cifra podría aumentar drásticamente si no se toman medidas.
Además, la escasez de alimentos podría desencadenar aumentos de precios, inestabilidad social y migraciones masivas, agravando las crisis humanitarias en regiones vulnerables.
*Fuente: efeverde.com