Bajo el nombre “Las enfermedades emergentes de los árboles se están acumulando rápidamente en las zonas de distribución nativas y no nativas de los árboles holárticos (los hábitats encontrados en los continentes boreales del mundo)”, el investigador Andrew V. Gougherty dio a conocer datos lamentables: cada 11 años, se duplican las enfermedades de los árboles.
En su investigación, Gougherty reunió más de 900 nuevos informes de enfermedades en 284 especies de árboles en 88 países y cuantificó cómo las enfermedades infecciosas emergentes se acumularon geográficamente y en diferentes huéspedes (árboles).
“Las enfermedades infecciosas emergentes amenazan a los árboles naturales y gestionados en todo el mundo, provocando una reducción del vigor, un aumento de la mortalidad y, en ocasiones, la extirpación; sin embargo, tenemos poca comprensión de cómo las enfermedades emergentes se han acumulado a lo largo del tiempo y cómo la acumulación ha variado según la especie huésped, el lugar de origen del huésped y las diferentes zonas globales”, dijo.
Las enfermedades infecciosas emergentes en los árboles se volvieron dañinas y amenazan con la muerte de las poblaciones de plantas nativas, a la vez que también afectan a las implantadas. (Foto: Karsten Paulick/Pixabay).
Árboles: el rol de los pinos y el cambio climático
El documento llegó a la conclusión que la acumulación de enfermedades está aumentando rápidamente a nivel mundial: “En numerosos años recientes se ha registrado casi el doble de nuevos registros que el promedio de veinte años y el número de nuevos informes se duplica cada 11 años”.
De los géneros de árboles evaluados, fue el pino el que demostró tener la mayor cantidad de enfermedades nuevas reportadas en las últimas décadas, “lo que probablemente refleja tanto su gran área de distribución nativa en el hemisferio norte como su amplio uso en la silvicultura a nivel mundial”.
Los Pinos, robles y eucaliptos están entre las especies más afectadas por enfermedades. No es casual que sean justo las especies más implantadas en zonas donde no son nativas, por su rápido crecimiento, con la finalidad de “reforestar”, “mitigar los efectos del cambio climático” o compensar huellas de carbono. Sin embargo, al implantarlos no sucede ninguno de los tres propósitos, por el contrario, afectan los ecosistemas.
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Inclusive, el investigador dijo a Infobae que el cambio climático es otro de los factores: “Es posible que el cambio climático también influya, al crear condiciones más favorables para los patógenos y al estresar a las plantas hospedantes”.
“La mayoría de los huéspedes tienden a acumular más enfermedades en sus áreas de distribución nativas que en sus áreas de distribución no nativas, lo que es consistente con la introducción de patógenos que causan la mayoría de las enfermedades nuevas. Europa y Asia central tuvieron las enfermedades emergentes más acumuladas, pero la acumulación también está aumentando rápidamente en Asia oriental”.
Algunos ejemplos de muerte de árboles por patógenos son: los robles en California, la muerte regresiva del fresno en Europa y el cancro (tumor de cáncer) del nogal en el este de Estados Unidos. Cada uno de ellos tiene el potencial de eliminar las poblaciones de árboles hospedantes y alterar los ecosistemas donde se encuentran.
El informe sugiere que es probable que los impactos de las enfermedades emergentes de los árboles sigan acumulándose en el futuro y amenacen los bosques nativos y plantados en todo el mundo.