Un estudio publicado en The Lancet Public Health revela que las personas expuestas a múltiples catástrofes climáticas sufren un deterioro mental acumulativo, especialmente entre los grupos más vulnerables. Los expertos advierten que, sin políticas públicas urgentes, la crisis climática agravará aún más esta “pandemia silenciosa”.
Cada vez es más evidente que el cambio climático no solo destruye ecosistemas e infraestructuras, sino también el bienestar psicológico de las personas. La investigación australiana, basada en datos de 5.000 individuos, confirma que quienes experimentan sucesivas catástrofes naturales —como incendios, inundaciones o huracanes— enfrentan un deterioro progresivo de su salud mental, con efectos más graves cuando los eventos ocurren en cortos intervalos de tiempo.
“Los resultados indicaron que los deterioros de la salud mental relacionados con los desastres fueron más graves después de la segunda (en comparación con la primera) exposición al desastre, en particular cuando los eventos estaban muy próximos en el tiempo (es decir, con 1 a 2 años frente a 3 o más años de diferencia)”, especifican Ang Li y Claire Leppold, las autoras del estudio.
El peso acumulativo del trauma climático
La investigación señala que la exposición repetida a desastres retrasa la recuperación emocional y aumenta el riesgo de desarrollar trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad y depresión. “No es lo mismo superar un evento traumático que enfrentar dos o tres en pocos años. El agotamiento psicológico es acumulativo”, explican los autores.
Además, el estudio —basado en autoinformes de daños— revela que ciertos grupos son especialmente vulnerables:
- Mujeres, jóvenes y comunidades indígenas.
- Personas con enfermedades crónicas o discapacidades.
- Habitantes de zonas rurales y quienes tienen menos redes de apoyo.
- Inquilinos y propietarios con hipotecas, cuya inseguridad económica se agrava tras las catástrofes.
Con el aumento de fenómenos climáticos extremos, los expertos advierten que los sistemas de salud no están preparados para abordar este “trauma climático“. “Las consecuencias van más allá del estrés inmediato: hay insomnio, somatizaciones y duelos prolongados por pérdidas materiales o humanas”, señala el informe.
El estudio hace un llamado a integrar este enfoque en las políticas públicas: desde programas de atención psicológica post-desastre hasta protocolos específicos para grupos de riesgo. “Si no actuamos, la salud mental colectiva será otra víctima del calentamiento global”, concluye el estudio.
*Fuente: efeverde.com