Los árboles son almacenadores de carbono por excelencia, y la ciencia así lo ha podido confirmar. Sin embargo, aún no se sabe con precisión cuánta cantidad de este gas de efecto invernadero logran acumular.
Para descubrirlo, científicos y nativos de una pequeña región de Colombia están investigando en la Amazonía árbol por árbol, con el objetivo de conseguir información invaluable que podría cambiar el destino de incendios y deforestación que sufre el pulmón del mundo.
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¿Cómo miden el carbono de los árboles en la Amazonía?
El equipo liderado por Álvaro Duque, profesor de la Universidad Nacional de Colombia que dirige el proyecto, camina con lupa y cinta de medir ente la tupida vegetación del Parque Nacional Amacayacu.
Eugenio Sánchez, a sus 50 años, trepa un árbol gigantesco y recoge algunas hojas de la parte más alta. Solo las hojas de esa altura son las que ayudarán a los científicos a identificar la especie. Eso, junto con el tamaño exacto del árbol, son los 2 datos necesarios para saber cuánto absorbe cada sumidero de carbono.
Así, tras censar 125.000 árboles, procesarán la información y esperan determinar, con una precisión nunca antes lograda, cuánto dióxido de carbono almacena realmente el Amazonas.
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Amazonía colombiana: ¿Para qué miden el carbono de los árboles?
El objetivo principal del proyecto financiado por el Fondo Bezos es determinar hasta qué punto los bosques prestan un servicio de limpieza atmosférica a la humanidad al capturar y retener el principal gas de efecto invernadero que calienta el planeta.
Pero, aún así, ¿qué cambio significativo se lograría al saber cuánto carbono almacenan los árboles?
Según The New York Times informó sobre estos grupos encabezados por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), “una contabilidad más precisa del carbono fortalecerá los esfuerzos incipientes por establecer un precio comercial realista para las emisiones de dióxido de carbono“.
Solo así, los científicos creen que se podrían crear incentivos financieros para desalentar la deforestación y contaminar menos. Además, se espera que estos datos mejoren los modelos complejos que los científicos utilizan cuando intentan comprender el calentamiento global.
Fuente: The New York Times