El último censo de la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires arrojó un dato sorprendente: la población de perros superó a la de niños en la capital argentina. Con más de 493.000 perros conviviendo en hogares porteños, frente a 394.000 niños menores de diez años, la tendencia es clara: los fieles compañeros de cuatro patas se están convirtiendo en miembros fundamentales de las familias porteñas.
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Los registros, además, calculan que hay aproximadamente 368.000 gatos. En suma, entre caninos y felinos habría cerca de 858.000: más que el doble de niños.
¿A qué se debe este fenómeno? Los expertos señalan una combinación de factores socioeconómicos y culturales. La baja fecundidad, una tendencia global que también afecta a Argentina, es uno de los principales motivos. Las parejas se casan a edades más avanzadas y optan por tener menos hijos, o incluso ninguno, debido a los altos costos de crianza y a los cambios en los estilos de vida.
¿Por qué cada vez hay más perros y menos niños?
Vivir en la ciudad presenta desafíos para las familias tradicionales. El costo de vida en Buenos Aires, especialmente en lo que respecta a la vivienda, ha llevado a muchas personas a optar por departamentos más pequeños, donde tener un hijo puede resultar menos práctico. Además, la falta de tiempo libre y las demandas laborales dificultan conciliar la vida familiar con la profesional.
Los animales de compañía, por su parte, acompañan con amor incondicional y múltiples beneficios para la salud mental. Los perros, en particular, se han convertido en una fuente de apoyo emocional para muchas personas, especialmente durante la pandemia. Adoptar un perro implica una responsabilidad menor que tener un hijo, y puede ser una forma de llenar el vacío que sienten quienes deciden no tener hijos o postergar la maternidad/paternidad.
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La creciente popularidad de los animales de compañía también está impulsada por una mayor conciencia sobre el bienestar animal y la importancia de la tenencia responsable. Cada vez más personas optan por adoptar perros en lugar de comprarlos, y se involucran en actividades relacionadas con el cuidado de los animales, como el voluntariado en refugios.
¿Qué implica este cambio demográfico para la ciudad?
Las autoridades deberán adaptarse a esta nueva realidad y brindar servicios adaptados para los dueños de mascotas, como áreas verdes exclusivas para perros, espacios adecuados para los animales y campañas de concientización sobre la tenencia responsable.
En conclusión, la creciente población de perros en Buenos Aires refleja un cambio profundo en la sociedad, donde los animales de compañía desempeñan un papel cada vez más importante. Este fenómeno plantea desafíos y oportunidades, y requiere una reflexión sobre cómo construir ciudades más inclusivas y respetuosas con todos sus habitantes, tanto humanos como animales.
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