Año tras año, los activistas ambientales son silenciados y mueren asesinados por oponer resistencia a la explotación ambiental en todo el mundo. En 2023, Global Witness documentó 196 asesinatos contra las personas defensoras del ambiente. En esta situación, los pueblos indígenas son los grupos más vulnerados.
Así lo demuestra el informe “Voces silenciadas: La violencia contra las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente” realizado por Global Witness y publicado en septiembre de 2024.
En primera persona, los pueblos indígenas de San Pedro de Atacama cuentan a EcoNews cómo son silenciados en la lucha por la defensa de la naturaleza.
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Violencia y silenciamiento: el rol de los pueblos indígenas en el activismo ambiental
Desde que Global Witness comenzó a registrar los asesinatos cometidos a ambientalistas en todo el mundo, en 2012, más de 2000 personas han muerto, víctimas de la “criminalización organizada por Gobiernos, empresas y otros agentes no estatales”, según informa la ONG.
Esta situación se da en todas las regiones del mundo y en casi todos los sectores. Sin embargo, América Latina registra el mayor número de asesinatos documentados de activistas ambientales: en 2023, el 85% de todos los casos ocurrieron en este continente.
Actualmente, Colombia es el país con el mayor número de asesinatos registrados entre 2012 y 2023. Solo en 2023 murieron 79 personas, de las cuales 31 eran indígenas.
La voz de los pueblos indígenas, cuyas vidas se fundamentan en un profundo respeto por el mundo natural, son esenciales en favor de la acción climática. Pero, en lugar de ser escuchadas, las comunidades locales sufren cada vez más ataques y silenciamiento.
Entre 2012 y 2023 se asesinó a 766 indígenas, lo que supone el 36 % de todos los asesinatos de personas que trabajan en defensa del medioambiente.
El motivo de la violencia y el silenciamiento a estas comunidades radica en la creciente fiebre por la tierra que, tal como detalla el informe de septiembre de 2024, se produce con fines de extracción y fabricación de productos agrícolas, biocombustibles, madera y minerales.
El caso de la explotación por el litio, considerado “el mineral del futuro” por su papel en la transición energética, ejemplifica de manera perfecta el impacto que el hambre ciega y voraz de las multinacionales puede tener en la vida de los pueblos.
Consultado por EcoNews sobre el rol de los pueblos indígenas que luchan contra el extractivismo en el Salar de Atacama, Edwin Erazo Páez, integrante de la etnia atacameña Lican-Antay y de la comunidad indígena del ayllu de Cúcute, deja en evidencia los intereses personales de la mayoría de las empresas que están explotando el salar de Atacama, dejando sin agua a las comunidades locales y apropiándose de los recursos naturales.
El ejemplo de los pueblos indígenas del Salar de Atacama
A fines de agosto de 2024, la subsidencia del Salar de Atacama ganó relevancia por un estudio científico de la Universidad de Chile, que encontró que el salar se está hundiendo a una tasa de 1-2 cm por año.
Sin embargo, “es una explotación que viene desde hace mucho tiempo”, tal como cuenta Erazo Páez. Con casi 10 años trabajando en la problemática que afecta al salar, el líder indígena entiende que es una “situación bastante grave”, que ha visto con sus propios ojos.
Tal como infieren los científicos, las actividades extractivas de litio podrían ser la causa principal de esta disminución del salar. Las comunidades indígenas atacameñas, por su parte, entienden que no hay duda de que la explotación del salar es la que genera el hundimiento de estas cuencas hidrográficas, sino que también causa el derroche de agua y la consiguiente escasez del recurso hídrico.
A pesar de que los gobiernos disfrazan la situación en nombre del progreso, el ejemplo de la explotación del salar ubicado al norte de Chile demuestra lo contrario: “Para el Estado esto es solamente un ingreso de plata, monetario, que encima es más ocupado en Santiago (de Chile) y no viene nada para la región.”
Existe un “descontento muy grande” en estas comunidades indígenas, situación que no se masifica en el mundo debido a que, tal como plantea el estudio de Global Witness, los pueblos indígenas son violentados y silenciados frente a los grandes poderes.
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Los pueblos indígenas están a favor del desarrollo
De manera clara, Edwin explica que las comunidades atacameñas no se oponen al desarrollo del mundo, si es que el litio es el “nuevo mineral”: “Lo que sí queremos saber es cómo está nuestro salar, cuál es su verdadero estado de salud”.
En un ejemplo evidente de robo de recursos, la explotación desregulada del Salar de Atacama demuestra que las ganancias se reparten de manera desigual. Las comunidades indígenas de San Pedro de Atacama, estando tan cerca de un mineral que gana millones de dólares, aún no tienen energía eléctrica: “Todavía San Pedro funciona con una mezcla entre gas y generadores de petróleo. No hay agua potable, no contamos con alcantarillado. No cubrimos las necesidades básicas de una población“, cuenta el integrante de la etnia atacameña Lican-Antay.
En Atacama “nos estamos quedando sin agua, se está perdiendo una cultura milenaria, estas empresas extractivistas están acabando con nosotros, con nuestra tierra, nuestras tradiciones y nuestra cultura, nos están dañando desde adentro con estas míseras lucas (dinero) que nos pasan”. Según Edwin, esto genera peleas internas entre las comunidades y los hace desviarse del verdadero problema que es que muy pronto se quedarán sin agua, “y el agua es vida”.
A pesar de todo, ante el silenciamiento, la pasividad no es una opción.
En el caso de las comunidades locales de Atacama, su lucha ambiental toma forma por medio de iniciativas como la Unidad de Medio Ambiente del Consejo de Pueblos Atacameños, un ejemplo de la planificación activa de los pueblos indígenas en la regulación ambiental.
Esta asociación, compuesta por 13 comunidades indígenas, ha realizado grandes trabajos en materia de protección ambiental como la instalación de equipos de monitoreo con el objetivo de obtener datos duros para que, cuando vaya una empresa a solicitar una nueva pertinencia, puedan “pelear de igual a igual”.