Entre las sierras cordobesas, camuflado por la pacífica belleza de la naturaleza, se encuentra el Country Cuatro Hojas, un ejemplo de urbanización cerrada responsable de su impacto en el ambiente. Con más de 400 casas, el barrio ubicado a menos de 25 km de la ciudad de Córdoba (Argentina) es pionero en la implementación de un proyecto sustentable ejemplar sobre reciclaje y talleres de educación ambiental.
La iniciativa surgió en 2015, cuando un grupo de mujeres entendió que, para adentrarse en el vasto mundo del cuidado ambiental y generar un impacto, lo primero y principal es actuar. Con 18 mujeres al inicio y los altibajos esperables de una idea disruptiva que busca sembrar la semilla de la conciencia en la mente moderna consumista, el proyecto de barrio sustentable hoy ha logrado trascender el acto de reciclar en sí, generando una conexión con el mundo natural, y un interés y proactividad en los vecinos por la construcción de soluciones sostenibles.
Solo en la provincia de Buenos Aires, un censo de 2016 encontró que había más de 1000 barrios privados. A nivel nacional, la cantidad de urbanizaciones cerradas es evidentemente mayor y denota que un proyecto de gestión de residuos (más fácilmente aplicable en barrios cerrados, donde los vecinos comparten políticas comunes y los desechos se concentran y recolectan más rápido) puede ser la clave para generar efectos duraderos en la disminución de la contaminación ambiental.
En conversación con EcoNews, Belén Jaureguiberry, una de las impulsoras del proyecto, cuenta las claves para implementar un proyecto que busca servir de modelo para ser aplicado en otros barrios del país y del mundo.
De Córdoba al mundo: un ejemplo de gestión de residuos eficaz
Cada año se generan en el mundo el equivalente a 822.000 piscinas olímpicas de desechos sólidos municipales (DSM), según datos del Banco Mundial (2018). Con esta muestra de un mundo sesgado por el consumo masivo, Belén Jaureguiberry, diseñadora de interiores, sintió la necesidad de aportar su grano de arena en su comunidad, logrando implementar con éxito un sistema que hoy gestiona los residuos de más de 420 familias.
Actualmente, son cuatro las integrantes que, sin necesidad de un título profesional pero motivadas por generar un efecto positivo en su entorno, gestionan de manera voluntaria el proyecto Barrio Sustentable en Mendiolaza, Córdoba. Además de Belén, Adela Ferreira, Celina Pérez y Sandra Ferracane aportan desde diversos roles al crecimiento del concepto del country Cuatro Hojas como un barrio sustentable modelo.
Con centenas de familias viviendo allí, el proyecto sostenible se centra en el reciclaje. El sistema de recolección del country cordobés cuenta con puntos de acopio para residuos inorgánicos. Allí, los vecinos separan sus desechos en vidrios, plásticos, cartón y papel, metales, tetra pak, telgopor, pilas y hasta aceite de cocina.
Además, según cuenta Belén, poco a poco los vecinos también están comenzando a compostar los residuos orgánicos, desde la cáscara de la fruta hasta los restos de café.
Luego de años de esfuerzo y convicción, las familias del barrio fueron adhiriéndose progresivamente a las innovadoras propuestas ambientales. Así, hace aproximadamente 4 años, acordaron destinar un pequeño porcentaje de las expensas al fondo de “Barrio Sustentable”. Esto les permitió instalar otro punto de acopio para todo el barrio, donde los vecinos depositan sus residuos diferenciados.
Hoy, con la conciencia ambiental ya incorporada por la mayoría de los vecinos, Belén explica que casi no dan abasto: “2 veces a la semana se retira el reciclaje, porque sino se explota el punto de acopio”. Allí, la municipalidad recoge los residuos y luego los envía a distintas cooperativas que se encargan del tratamiento de reciclaje.
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Talleres de educación ambiental: un paso más para generar conciencia
El pequeño fondo de apoyo económico común, también ayuda en un aspecto clave del plan ambiental. Es que, para generar un verdadero impacto, se necesita más que solo separar residuos: “Separar en origen en tu domicilio termina siendo un hábito, pero en el fondo lo importante es disminuir el consumo excesivo de productos que no nos hacen falta”, confiesa Belén.
A fin de generar conciencia, educar con conocimientos técnicos y formar una red de vecinos conectados con su entorno, se ofrecen talleres de educación ambiental de manera constante, con profesionales de diversos rubros. Desde capacitaciones para armar una huerta orgánica, hasta el tratamiento de aguas residuales o energías renovables que está en los objetivos a futuro.
En este sentido, el concepto de economía circular se vuelve esencial para abordar las problemáticas ambientales de manera integral. Según cuenta Belén, los talleres de huerta fueron los más demandados, que a la vez iban de la mano con los talleres de compostaje: “Lo que se genera en tu compost lo usas para la huerta, con los residuos orgánicos, y se empieza a armar esa circularidad domiciliaria que es hermosa”.
En sintonía con ese abordaje, que entiende que los problemas muchas veces pueden ser recursos, también lograron darle un nuevo uso a los desechos acumulados en las caballerizas del barrio junto a los restos masivos de poda. Así, se implementó un Proyecto de Integral de Tratamiento de Residuos Orgánicos a través del compostaje natural de orgánicos: “Son dos camas gigantes, en la tierra, en donde se apila el guano y los restos de poda (hojas, ramas, pasto, etc) mezclando capas entre sí. Cada 20 días aproximadamente se remueven los orgánicos y se va produciendo un proceso de descomposición natural orgánica”.
Según explica Belén, después de 6 meses ese producto se cuela y se consigue un fertilizante natural: “Ya estamos usando la primera cosecha de fertilizante en espacios verdes.”
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En consonancia con la mirada solidaria y consciente que caracteriza a todo el proyecto ambiental de Cuatro Hojas, Belén explica que al grupo no le interesa destacarse ni recibir reconocimientos. Más bien, “Nos gusta que Cuatro Hojas sea el precursor de esto. Pero la clave es contagiar al resto. Vivimos todos en el mismo planeta. Si yo en mi zona no contamino, pero vos al lado estás contaminando, es lo mismo”.
Lo más gratificante, para este grupo de mujeres, es aportar y contagiar el compromiso ambiental, de manera que su modelo de barrio sustentable se replique en otras urbanizaciones a nivel nacional y, por qué no, trascendiendo fronteras internacionales.