El tiburón gatopardo, una especie emblemática que habita en aguas templadas de todo el mundo y, en el Atlántico sur, se encuentra en una situación crítica debido a la pesca indiscriminada. Conocido por sus manchas distintivas y su papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas marinos, este escualo ha visto disminuir su población en un alarmante 60% a 80% en los últimos años.
A pesar de su importancia ecológica, el tiburón gatopardo es víctima del comercio ilegal. En 2023, la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA) descubrió cabezas de esta especie en locales gastronómicos del Barrio Chino de Buenos Aires, sin la documentación necesaria para garantizar su origen legal. Además, la Dirección General de Higiene y Seguridad Alimentaria secuestró pulpos, aletas y cabezas de tiburón que eran comercializados en este barrio. Los responsables fueron acusados de actividades ilegales y de arrojar sustancias insalubres a lugares públicos.
El rol del tiburón gatopardo en el ecosistema
Como depredador tope, el tiburón gatopardo desempeña un papel crucial en la regulación de las poblaciones de otras especies marinas. Su desaparición podría desencadenar un desequilibrio en los ecosistemas y afectar la biodiversidad.
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La pesca deportiva ilegal se suma a las amenazas que enfrenta el tiburón gatopardo. Esta práctica, además de ser ilegal, pone en riesgo la supervivencia de la especie y dificulta su recuperación. Organizaciones ambientales y expertos en la materia exigen medidas más contundentes para combatir esta actividad.