Tal como los alimentos procesados, los dulces y las gaseosas, las redes sociales deberían tener una etiqueta negra que advierta sobre sus peligros. Así lo propone Vivek H. Murthy, cirujano y ex médico general de EEUU, que relaciona el uso de redes sociales con la crisis de salud mental constante entre adolescentes.
Según expresó en The New York Times, los adolescentes que pasan más de 3 horas al día en redes sociales corren el doble de riesgo de sufrir ansiedad y depresión. Con estos datos, la realidad asusta: en el verano de 2023, el promedio de uso diario fue de 4,3 horas.
Frente a una situación calificada de “emergencia”, ¿la etiqueta negra podría regular el uso de un fenómeno tecnológico omnipresente en la actualidad?
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Etiqueta negra para las redes sociales: ¿de qué se trata?
A diferencia de los alimentos ultraprocesados, por ejemplo, que sí cuentan con evidencia nutricional respecto a su impacto negativo en la salud, las redes sociales aún no cuentan con una regulación específica ni evidencia 100% confirmada sobre su impacto negativo.
Sin embargo, lo que sí es cierto es que el ciberespacio no es un lugar privado ni saludable para los niños y adolescentes en formación. En este sentido, Vivek H. Murthy entiende que la etiqueta negra recordaría periódicamente a los padres y adolescentes que no se ha demostrado que las redes sociales sean seguras.
El vicealmirante del Public Health Service Commissioned Corps, que también fue cirujano general en el gobierno de Barack Obama, expresó su preocupación frente a aspectos de las redes sociales como las notificaciones constantes y el scrolling infinito, que “se aprovechan de los cerebros en desarrollo y contribuyen al uso excesivo” de los dispositivos. Además, los contenidos no regulados de violencia extrema, contenido sexual, y casos constantes de ciberbullying hacen de las redes un caldo de cultivo para la formación de jóvenes violentos y con baja autoestima.
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¿Cómo regular los peligros de las redes sociales, según los expertos?
A pesar de que la etiqueta negra no solucionaría los peligros que representan las redes, una encuesta entre padres latinos demostró que podría ser una medida útil. Un estudio publicado por el Instituto Brookings encontró que el 76% de los padres supervisaría el uso de las redes sociales de sus hijos, ante una advertencia del cirujano general que les incite a hacerlo.
En este sentido, el cirujano Vivek H. Murthy entiende que las escuelas deberían garantizar que “el aprendizaje en clase y el tiempo social sean experiencias libres de teléfonos”.
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A diferencia de las escuelas de medio mundo, que se esfuerzan por introducir computadoras, teléfonos y pizarras interactivas en las aulas de los niños, “en el Waldorf of Peninsula, colegio privado donde se educan los hijos de directivos de Apple, Google y otros gigantes tecnológicos que rodean a esta antigua granja en la bahía de San Francisco, no entra una pantalla hasta que llegan a la secundaria.” Así lo explica Pablo Guimón en El País, que relata la ironía de que los gurús digitales crían a sus hijos sin tecnología.
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Regular las redes sociales: ¿Quién es responsable?
Ante la ansiedad, estrés e incluso vergüenza que puede experimentar un padre a la hora de gestionar las redes sociales de sus hijos, Murthy explica que la causa del abuso de redes poco tiene que ver con la crianza de los padres. Más bien, según el experto, es “la consecuencia de desencadenar una tecnología poderosa sin las medidas de seguridad, la transparencia o la responsabilidad adecuadas.”
En este sentido, el cirujano responsabiliza a múltiples actores de la sociedad para que actúen en la regulación correspondiente.
En primer medida, a los Congresos, que deben proteger a los jóvenes del acoso, el abuso y la explotación en línea y de la exposición a la violencia extrema y al contenido sexual; luego, a las empresas desarrolladoras de tecnologías, que deben compartir todos sus datos sobre los efectos en la salud con científicos independientes y con el público; también a las escuelas, que deben garantizar que el aprendizaje en clase y el tiempo social sean experiencias libres de teléfonos; y a los responsables de salud pública, que deben exigir entornos digitales saludables para los jóvenes.
En cuanto a los padres, las sugerencias se basan en:
- Crear zonas libres de teléfono a la hora de acostarse, en las comidas y en las reuniones sociales.
- Esperar hasta después de la escuela secundaria para permitir a sus hijos el acceso a las redes sociales.
- Colaborar con otras familias para establecer normas compartidas. Así, ningún padre tiene que luchar solo o sentirse culpable cuando sus hijos adolescentes digan que son los únicos que tienen que soportar límites.
¿Vos estás de acuerdo con implementar la etiqueta negra en las redes sociales?