En un gran ejemplo de ecosistemas que protegen al planeta del cambio climático, la ciencia acaba de descubrir que las playas de olas rompientes, donde se practica surf, son importantes almacenadoras de carbono y áreas clave para la biodiversidad.
Así lo confirmó un estudio publicado en el Journal of the Society for Conservation Biology, que encontró que los “ecosistemas de surf” almacenan 88.3 millones de toneladas de carbono irrecuperable (son aquellas reservas de carbono que, si se perdieran hoy, no podrían recuperarse dentro de 30 años).
Conectadas a los manglares, arrecifes de coral y bosques tropicales, las olas de surf podrían ser un activo clave en la lucha contra el cambio climático:
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Olas de surf vs. cambio climático: ¿Cómo se conectan?
El estudio que relacionó al surf con la absorción de más de 80 millones de toneladas de carbono, fue liderado por Scott Atkinson, del Programa de conservación del surf de Hawái, y Jacob Bukoski, de la Universidad Estatal de Oregón.
Según los científicos y atletas, la razón es que las olas rompientes que se buscan para el surf suelen ocurrir en ecosistemas prioritarios para la conservación o cerca de ellos, como arrecifes de coral de gran biodiversidad, manglares o bosques tropicales.
Los científicos y atletas refieren a estos sistemas socioambientales costeros que albergan rompientes para surf como “ecosistemas de surf”.
Luego de analizar más de 4.800 ecosistemas de surf en 113 países (como Panamá, Colombia, México y Costa Rica), descubrieron que estos espacios no solo albergan altos niveles de biodiversidad, sino que también pueden contener grandes cantidades de carbono.
Por ejemplo, los ecosistemas costeros con vegetación como los manglares, se encuentran entre los ecosistemas más densos en carbono del planeta.
Con esto en mente, los científicos y surfistas creen que las olas rompientes son una “nueva clase de activo sobre la que se puede basar la conservación de los ecosistemas marinos y terrestres adyacentes”.
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Las amenazas de los “ecosistemas de surf”
A pesar de su valor significativo, “las olas rompientes de surf y sus entornos circundantes están sujetos a numerosas amenazas, incluido el desarrollo costero, la degradación de los hábitats y los impactos del cambio climático, como el aumento del nivel del mar“, tal como demuestran los autores.
Según explican en su estudio, cuando los ecosistemas densos en carbono se convierten a otros usos, emiten grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que impulsa el cambio climático antropogénico.
Ante esto, no solo los autores del estudio están promoviendo prácticas de conservación de los ecosistemas de surf. Otras organizaciones, como Save The Waves Coalition, trabajan con comunidades locales y gobiernos para utilizar a las olas de alta calidad como anclas para el establecimiento de áreas protegidas para el surf.
Así, por consiguiente, proteger al surf sería sinónimo de proteger el futuro del planeta Tierra.