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El episodio en que Jesús se enoja en el templo, conocido como “la cueva de ladrones” (den of thieves, en inglés) es uno de los más mencionados en la religión cristiana. Sin embargo, el revolucionario documental Christspiracy plantea una escena sustancialmente distinta a la que relata la Iglesia.
Según los expertos entrevistados por Kip Andersen y Kameron Waters, las razones que verdaderamente llevaron a Jesús a enojarse, fueron distintas. Tal como relata el documental, esta diferencia sería una de las claves para develar cómo era la relación de Jesús con los animales y, por consiguiente, descubrir si el maestro espiritual consumía carne o no.
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A qué se refería Jesús con “la cueva de ladrones”, según la Iglesia
La Iglesia interpreta que Jesús se enojó en el Templo, pocos días antes de su crucifixión, debido a que el edificio religioso estaba lleno de comerciantes: “Jesús entró en el Templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas. Escrito está —dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones” (Mateo 21:12-13).
En la Biblia, el apóstol Juan también relata aquel episodio, haciendo más énfasis en la presencia de animales en el Templo: “Cuando se aproximaba la Pascua de los judíos, Jesús subió a Jerusalén. En el Templo halló a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y también a otros que, instalados en sus mesas, cambiaban dinero. Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del Templo, juntamente con sus ovejas y sus bueyes; regó por el suelo las monedas de los que cambiaban dinero y derribó sus mesas. A los que vendían las palomas les dijo: ¡Saquen esto de aquí! ¡No conviertan la casa de mi Padre en un mercado!” (Juan 2:13-16).
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Qué pasó el día que Jesús se enojó, según Christspiracy
Con estos documentos históricos, sumados a las declaraciones de teóricos que son eminencia en todo el mundo, el relato de Christspiracy indica que Jesús no echó a los mercaderes del templo simplemente por comerciar. Más bien, Cristo se enojó porque los comerciantes vendían miles de animales para el sacrificio.
Tal como revela Christspiracy el teólogo, sacerdote, profesor y doctor miembro de la Facultad de Teología de la Universidad de Oxford, “el Templo, en la época de Jesús, era un matadero masivo”.
Para el experto en religión y animales, el día que Cristo se enojó en realidad “entra y lo limpia (al Templo) de todos aquellos que compraban y vendían animales para sacrificios. Fue aquel acto el que precipitó especialmente, sino exclusivamente, su enjuiciamiento y ejecución”.
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Esta interpretación se ve alimentada por la evidencia arqueológica presentada en un artículo de Journal of Archaeological Science, el cual muestra los restos de huesos animales hallados en la zona de Israel, que datan desde el 37 a. C al 66 d.C.
“El estudio muestra que existía un importante mercado interprovincial que permitía la transferencia de grandes cantidades de animales que se utilizan para sacrificios y festejos en Jerusalén durante ese período”, confirmó el coautor del estudio Gideon Hartman, investigador de la Universidad de Connecticut.
Según esta última teoría y en base a todo el relato de Christspiracy, el hecho de que Jesús se haya enojado porque los mercaderes vendían animales para sacrificio en el templo, sería una de las señales más indicativas de que Jesucristo llevaba una alimentación vegetariana o vegana, sin maltrato animal.
