La ciudad de México es una de las urbes que más residuos genera. Después de Nueva York ―atestada de ratas gigantes por la mala gestión― la capital mexica es la segunda ciudad que genera mayor basura de todo el mundo y la segunda en toda América.
La basura es uno de los inventos humanos más dañinos para el planeta. En resumidas cuentas, se trata de residuos desaprovechados que en vez de reinsertarse en el sistema y seguir siendo útiles, terminan contaminando el ambiente: y eso es todo, tanto personas, como animales y los ecosistemas.
Son muchas las razones y las que difunde la secretaría de Ambiente de ese lugar van casi en una misma dirección: es la responsabilidad de la gente. No sacar la bolsa de los residuos en los contenedores apropiados, crear basurales a cielo abierto ilegales, no separar los residuos y hasta “costumbres pandémicas” de comprar online y llenar los vertederos de envoltorios y plásticos de un solo uso.
Sin embargo, estas razones no pueden ser nunca la causa principal de la contaminación. Detrás siempre se esconde el mismo problema, en todas las grandes metrópolis: una gestión estatal deficiente de los residuos.
Ciudad de México y los tiraderos clandestinos
Nadie elige vivir en un ambiente contaminado, al menos, conscientemente. En la propia página del gobierno mexicano, tienen un artículo titulado “Tiraderos clandestinos, el reflejo de una sociedad consumista”, en el que explica que la cantidad de residuos generados y su desecho es consecuente al modo de vivir linealmente: comprar, usar, tirar.
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Pareciera ser que eso que ya “no sirve”, no pudiera ser útil para nada más y por eso la acción casi impulsiva de “poner todo en la misma bolsa”. Sin embargo, esta explicación, cierta desde ya, no es concluyente de la situación actual.
Cifras de Sedema, destacan que en los últimos tres años identificaron 1 089 basureros clandestinos o ilegales. Este número aumentó entre 2019 y 2021, al pasar de 984 a 1 089. La mayoría se ubican en el centro y el norte, y acumulan alrededor de 466 439 toneladas de residuos al año.
Aunque está prohibido tirar basura en la calle, por la Ley de Cultura Cívica de la CdMx que prevé multas, servicio comunitario y hasta arrestos, las medidas no dieron los resultados esperados. Uno de los momentos más complicados son los días de lluvia: se estima que el 50% de la inundaciones son provocados por la basura que tapa las alcantarillas e impide el paso del agua. Situación que inevitablemente repercute en la salud de las personas.
Según el diario La Jornada de México, en una recorrida por la ciudad vieron abandonados residuos donde el suelo luce erosionado y con escasa vegetación. Los capitalinos expresaron su preocupación porque ante la acumulación de residuos que forman montículos, ya que “pueden tardar hasta una semana en recogerlos”.
Según los vecinos el servicio de recolección proporcionado por las alcaldías a través de las direcciones generales de Servicios Urbanos es deficiente y por eso el problema no cesa.
En el Inventario de Residuos Sólidos de la Ciudad de México 2021 de la Sedema, el informe más reciente, afirma que seis alcaldías tuvieron 66 tiraderos clandestinos nuevos respecto del año anterior (2020), y que el más afectado fue Azcapotzalco.
El documento también señaló que se recibieron 5 782 denuncias, con Iztapalapa a la cabeza, y que la mayoría fueron realizadas a través del Sistema Unificado de Atención Ciudadana (SUAC).
Crisis y oportunidad
“La recolección de basura es un sistema que emite muchos gases de efecto invernadero por sí solo: 2,400 camiones de basura que funcionan con diésel circulan la ciudad cada día, cada uno colectando cuatro toneladas de basura diariamente. La flota vehicular es ineficiente y obsoleta; el 70% de los vehículos tienen más de 15 años en funcionamiento”, resume la compañía Woima.
Y explica: “La Ciudad de México se está esforzando por reciclar más. Con ese fin, cerró su vertedero más grande, Bordo Poniente, en 2011. Pero al hacerlo provocó caos; la basura comenzó a apilarse en vertederos ilegales y en las calles, revelando la magnitud de la desorganización dentro del sistema de manejo de residuos actual”.
Según la empresa, solo uno de cada 20 ciudadanos separa bien sus residuos. Además, sumó que el 43% de los residuos es orgánico.
Una infraestructura eficiente para poder recibir el volumen de los residuos generados es primordial. Poner toda la responsabilidad en las personas cuando no hay una gestión apropiada no sirve más que para señalar con el dedo, en vez de solucionar el problema de fondo.
Nueva York, la ciudad más contaminada del mundo por residuos urbanos, está endureciendo (de a poco) las medidas de separación de residuos: exigirle al ciudadano y a las empresas, a la vez que el estado cumple con su parte reciclando lo separado o trasladándolo a donde se hagan cargo de ellos correctamente.
Es momento de que hablar de separación de residuos y de compostaje deje de ser un tema “hippie”, para ser un tema de salud pública.